El líquido amniótico es el fluido que rodea a tu bebé durante el embarazo, es dentro del saco amniótico, lleno de líquido, donde él se desarrolla y crece. Durante la gestación, el líquido amniótico tiene funciones muy importantes, pues es lo que sustenta, lo protege, lo nutre y ayuda a su formación.
Empieza a formarse sobre la cuarta semana de embarazo, cuando el embrión ya ha implantado en el útero y se forma el saco amniótico. La composición del líquido amniótico va variando a lo largo del embarazo.
En el primer trimestre, el líquido es un ultrafiltrado del plasma sanguíneo materno y está compuesto por proteínas, hidratos de carbono, glúcidos y electrolitos que ayudarán al desarrollo fetal.
A partir de la semana 12, el feto también interviene en la renovación del líquido amniótico aportando su orina, que será el componente principal en las próximas semanas. No te asustes que esto es completamente normal.
El líquido amniótico se regenera y está en continua circulación: el feto lo ingiere y lo expulsa varias veces al día. De ahí que en ocasiones le de hipo por tragar este líquido y sientas esos pequeños brinquitos en tu vientre, el hipo.
¿Cuáles son las funciones del líquido amniótico?
- Función protectora: al flotar tu bebé, los movimientos y sacudidas son amortiguadas por el líquido por lo que no afectan a tu bebé.
- Aporta nutrientes que son absorbidos por tu bebé y que le permiten el adecuado crecimiento y desarrollo.
- Al ser un medio completamente estéril, ayuda a evitar infecciones y que lleguen contaminantes a tu bebé.
- Permite su libre movimiento al encontrarse flotando en él. Aunque en el último trimestre, por el aumento del tamaño de tu bebé, los movimientos van a ser más limitados.
- Mantiene una temperatura adecuada y constante, evitando que pierda calor ante los cambios de clima.
- Permite que se expandan correctamente sus pulmones y que se desarrollen adecuadamente.
- Ayuda a amortiguar la salida por el canal vaginal en el momento del expulsivo.
¿Qué pasa si hay mucho o muy poco?
- Exceso de líquido amniótico (polihidramnios): Algunos de los problemas que ocasiona un exceso de líquido amniótico son problemas respiratorios en la mujer, atonía uterina, parto prematuro, rotura prematura de las membranas, el prolapso del cordón umbilical. Puede deberse al embarazo múltiple, anomalías congénitas, diabetes gestacional o infecciones maternas.
- Poco líquido amniótico (oligohidramnios): cuando la cantidad del líquido amniótico es menor, el feto puede sufrir malformaciones por falta de espacio. Además, puede ocasionar un mal desarrollo en los pulmones del feto o en su crecimiento. Incluso en algunos casos, el parto puede realizarse mediante cesárea. Puede deberse a anomalías genitourinarias o malformaciones fetales. La hipertensión en la madre o la insuficiencia útero-placentaria también son causas de oligohidramios.
Para saber si el líquido amniótico es el adecuado y asegurar que tu bebé esté bien dentro del útero, es muy importante que asistas a tus controles prenatales, te realicen todas las ecografías, sobre todo la de la semana 11 a 14 y la ecografía de detalle sobre la semana 18 a la 24 de gestación.
Y para saber detectar o diferenciar una posible salida de líquido amniótico y cómo diferenciarlos del flujo vaginal o de la orina, no te pierdas el video que te dejamos en este enlace >>> ¿Cómo saber si es líquido amniótico, orina o flujo vaginal?
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