Durante todo mi embarazo siempre tuve en la cabeza que quería un parto vaginal. Me preparé para ello, estudié, me mentalicé y no quería más que eso. Estaba segura. Pero la dura realidad llegó cuando en medio del trabajo de parto me dijeron “debemos que hacerte una cesárea”.
Para muchas mamás la cesárea llega de manera inesperada. Para otras llega por elección y por voluntad pues deciden que su hijo nazca por cesárea. Ya sea de una forma u otra, hay cosas vitales que debes saber sobre ella, para que, o no te tome por sorpresa, o puedas tomar una decisión informada.
1. Es un procedimiento quirúrgico como cualquier otro
A pesar de que actualmente la tasa de cesáreas ha aumentado y en muchas ocasiones se ve como algo rutinario, hay que decir que ésta es un procedimiento quirúrgico. En una cesárea abren tu abdomen y tiene sus riesgos: hemorragia, infección, mayor dolor en el posparto, hospitalización más extensa, reacción a la anestesia y riesgo de lesiones en la vejiga o el intestino.
2. No sientes dolor pero sí otras cosas
Al realizar la cesárea colocan anestesia epidural por lo que no vas a sentir dolor durante la cirugía. Lo que sí sientes es la presión que se ejerce y los movimientos que hacen los médicos al sacar al bebé. Es una sensación extraña para la que debes estar preparada pues puede asustarte.
En cuanto te colocan la anestesia no vas a poder mover las piernas. Precisamente el tiempo de recuperación se prolonga hasta que puedas hacerlo y poder llevarte a una habitación más cómoda para estar con tu bebé y con tu familia.
3. Hay más incertidumbre respecto a tu bebé y lo que pasa a tu alrededor
De manera general vas a estar totalmente acostada en la camilla sin poderte levantar, los brazos van a ir a los costados y amarrados. Vas a escuchar constantemente los monitores cosa que puede asustarte, la temperatura de la sala de cirugía va a ser muy baja por lo que puedes tener temblores incontrolables e incómodos.
Por ser un procedimiento estéril no va a ser sencillo que puedas tener ese contacto piel a piel con tu bebé de inmediato. En algunos casos sólo hasta que llegues a la sala de recuperación, después de haber suturado las heridas, vas a poder estar cerquita de él.
4. No hay dolor inicialmente, pero si después
La recuperación de una cesárea puede ser incómoda y dolorosa. Una vez pasa el efecto de la anestesia sí vas a empezar a sentir el dolor de la herida y la incomodidad de no poder moverte tan fácilmente como quisieras.
Sumado a esto, tu bebé va a requerir de toda tu atención y cuidado por lo que debes tener la precaución de no realizar movimientos ni esfuerzos inadecuados que puedan llegar a abrir tus puntos o causar mayor dolor.
5. Vas a tener una herida que cuidar en casa
La recuperación en casa puede ser más complicada y dificultosa ya que vas tener que estar vigilante a la herida y sus posibles complicaciones.
Requerir ayuda para vestirte, sentarte, pararte y acostarte puede ser algo normal. Reír a carcajadas, toser o estornudar podrán causarte picadas y dolor en la herida, por ende, cargar al bebé o a tus hijos más grandes no va a ser tan fácil.
Es importante que, sea por urgencia o por elección, puedas estar más preparada respecto a la cesárea. Así te sentirás más segura y confiada pues sabes lo que pasa a tu alrededor y tienes una idea más clara de lo que vas a enfrentar.
Finalmente y a pesar de todas las dificultades que puedas pasar para tener a tu bebé, no hay felicidad más grande que ver esa carita y sentir sus pequeñas manos. Y pasarías por todo una y otra vez para tenerlo contigo.
En Maternar queremos que te prepares para que le des lo mejor de ti a tu bebé.
No olvides compartir esta información con aquellas embarazas que, como tú, tanto lo necesitan. Si a ti te ayudó, seguro a otras mamás también les ayudará.