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Este es un tema que te puede generar mucha confusión, pues un simple vómito o diarrea pueden hacerte creer que tu bebé sea alérgico a tu leche materna o que tenga algún tipo de intolerancia a ella.
Para ayudarte a aclarar un poco más el tema, vamos a explicarte sobre la leche y su composición.
La leche está compuesta principalmente de carbohidratos (lactosa) y proteína (caseína).
Normalmente cuando se habla de alergia, estamos hablando sobre las proteínas, ya que eso es lo que el cuerpo reconoce como ajeno y a lo que hace alergia.
La lactosa es un carbohidrato complejo, como dos granos de azúcares pegados, y necesita una enzima llamada lactasa para quebrar estos dos granos de azúcar y que los podamos absorber. Si no se produce lactasa, uno se vuelve intolerante a la lactosa, pero no alérgico.
Entonces de esto salen dos enfermedades: la alergia a la proteína de la leche y la intolerancia a lactosa.
La alergia a la proteína de la leche es un problema del sistema inmune donde el cuerpo reconoce la leche como ajena. Esta se presenta generalmente los primeros meses de vida y se resuelve antes del año.
Hay que aclarar que la alergia de tu bebé no se da a tu leche materna como tal, sino a trazas o partes de esa proteína que pasan a la leche materna y que vienen de los productos lácteos que tu consumes.
Sus síntomas suelen ser presencia de sangre en las deposiciones, dificultad para ganar peso y en algunas ocasiones brotes en la piel.
La intolerancia a la lactosa es un problema digestivo donde el intestino no puede procesar la lactosa. Se presenta por lo general después de los 3 años de vida, cuando el niño ya ha empezado a consumir leche distinta a la materna, por lo que es muy raro que un bebé pueda presentar intolerancia a la lactosa.
Con la intolerancia suelen presentarse aumento de gases, distensión abdominal y diarrea después de ingerir productos lácteos.
La alergia a la proteína de la leche se trata con leches especiales en que la proteína se simplifica para no crear alergia o con dietas especiales para la madre durante la lactancia. Por lo tanto, si modificas tu dieta y no hay presencia de esta caseína en tu alimentación, podrás seguir dando leche materna a tu bebé sin ningún problema.
Para mejorar la intolerancia a la lactosa, se deben evitar los productos lácteos o con suplementación de lactasa cuando se ingieren este tipo de alimentos.
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